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20/08/2019 LA DESCRIPCION DEL DISCURSO CON QUIEN QUIERA QUE EL HABLA.
02/07/2019 El super optimista Abraham Abulafia.
LA DESCRIPCION DEL DISCURSO CON QUIEN QUIERA QUE EL HABLA
El discurso existe en tres clases y tres temas en general. Justamente con sus temas, en relación con los temas, está en el aspecto de su verdad, el uno es remoto del otro en sus cualidades el único es remoto del otro en todas sus cualidades. Y los tres temas de discurso son corazón, boca, y libro. Y sus tres clases las letras escritas, las letras habladas, y las letras relacionadas con la mente. Y ese discurso común para todos ellos, es encapsulado en las letras del nombre. Y lo que distingue entre ellos es traído en tres nombres. Y éstos son el escrito que es atribuido al libro que contiene, el lenguaje atribuido a la boca que lo contiene, y la comprensión le atribuye al corazón que lo contiene. Y la señal de éstos tres son las tres siglas de Li Kol Bechor, cada primogénito es Mío), lo cual invertido es . Y la señal es, » YHVH” y el” Eterno le bendijo en todo a Abraham » (Génesis 24:1). Y la señal de los temas es, «endereza la senda de tus pies y sean firmes todos tus caminos» (Proverbio 4:26). Y la señal de las clases es, «confía en el Eterno con todo tu corazón y no te apoyes en tu propio entendimiento» . Y la gran diferencia entre ellos es bien conocida, aún no obstante es permitir llamar tres de ellos en palabras al atribuirles un solo nombre. Y es igual con el discurso Divino que llega a alguien a quien él habló o está hablando o hablará Y ésta es un cuarto punto de los mencionados, y es equívocamente conocido como discurso extendido con ellos, pues el discurso indica conducir o manejar, como en la traducción aramea de «y El manejó», lo cual es «y El habló». Y es enteramente distinguido de ellos en esencia y cada calidad excepto el nombre de conducir manejar. Y este subterfugio de discurso indica su terminación con deseo, elección, intención, y la voluntad. Y a causa de este parecido, o algo semejante le cuadra, y es posible, expresarse de forma equívoca entre ellos. Pues algo semejante es la intención detrás de las cualidades de estos temas según la intención natural, que está dentro de lo común con lo convencional en esto.
Ahora, mientras la diferencia absoluta entre el discurso Divino y humano, es emparejada, lo más cercano para esto, es la comprensión y el conocimiento del corazón, pues uno recibe y el otro provee. Además, el receptor del que depende de su manera de pensar por medio de letras, mientras el otro provee a Su Shefa sin letras o sea sin pensar en las letras lo que provee. Pues Su pensamiento es manifestado en el incorpóreo Sefirot, tal como él sea incorpóreo. Sólo, los corazones para El son como pergamino para nosotros, cuál es la materia que contiene el grado de formación de las letras dibujadas en tinta, lo cual es: Su materia aproximada. Y de modo semejante es Ha-Shem, Bendito sea El. Los corazones para El son como tablas, y los Nefashot son como tinta. Y el discurso que viene a ellos de él es la adherencia en forma de las letras que están escritas en las Tablas del Convenio, que está escrito por ambos lados, escrito de aquí y desde allí. Y en cada lado, están escritos de atrás a adelante, como la adherencia que contempla ambos anverso y reverso. Y la alusión para esto es, «tú me has cercado por detrás y por delante» (Salmo 139:5). Y aun sin embargo para Ha-Shem no es discurso de dichas clases, en el corazón receptor es discurso. Y el testigo para esto, cuál es una comprobación sana conceptualmente, perceptivamente, y kabalisticamente, es que el discurso mental envía todo fuera de la boca un discurso que no está en su género. Y nada es común a ellos, pero el nombre «discurso”, como dijimos, con diferencia absoluta concerniéndole a su sustancia. Y un segundo testigo es también que el discurso mental envía un discurso para cada escrito, a través de la materia y sus instrumentos. Y le da el grado de formación de las letras a lo material, lo cual es la tinta, y según la mano, la pluma, y el resto de la manera.
Con todo y eso, no obstante, sabemos la gran diferencia entre ellos. Y de modo semejante, cuando él configura materia. Él actúa como un escritor a manera de la analogía en algún aspecto. Y así, concerniendo el discurso que llegó de él para el Nefesh y que los deseos del corazón, si es equívocamente llamado «discurso», no es sino una adherencia intelectual.
Lic. Josef Dainer Abraham Shemuel Abulafia (Ohr Ha Sechel, Luz del Intelecto)
El super optimista Abraham Abulafia
A pesar de todo, seguiremos las enseñanzas de Rabí Abraham Abulafia, que dijo a su discípulo:
“Coge la pluma para escribir como si fuera la lanza de un guerrero”. Abulafia desafió la finita imposibilidad, y tres siglos antes que Luria realizó la especulación mística más profunda que el judaísmo jamás había realizado.
Transitó por todos los caminos de la finitud que él consideró como válidos para alcanzar los máximos niveles de acercamiento al Ein Soph. Abulafia encontró, dentro de la finitud estructural, los espejos equivalentes y el reflejo de
las fuerzas subyacentes que simbolizan al Ein Sof. Abulafia trabajó el Intelecto Agens, la matemática, la guematria (el lenguaje hebreo aplicado a la matemática), las técnicas de meditación emocional, la invocación de todos los
nombres de D”s posibles en todas sus dimensiones; en definitiva, al contrario del silencio de Luria, desplegó y utilizo todas las herramientas que consideró que eran válidas con el propósito de acercarse al Ein Soph. Abulafia demostró
que, pese a que un ser humano es tan solo un fragmento. La búsqueda constante en la interioridad subjetiva de la divinidad, el encuentro con nuestro fragmento interior del Ein Sof, no es un trabajo en vano, sino que, por el contrario, es lo que nos otorga el verdadero sentido a nuestra existencia.
Abraham Abulafia se esforzó durante toda su vida en ampliar los horizontes del misticismo judío hasta niveles nunca antes alcanzados y, en este sentido, trabajó siendo consciente de los límites de la escritura. Abulafia pretendía
saltarse los límites de la escritura profundizando en los sentidos ocultos de dicha escritura. Creó metalenguajes para destruir los lenguajes literales, y creó sistemas de ruptura de dichos metalenguajes para acceder a los niveles
más profundos de cada palabra. Destruyó las palabras en sí mismas buscando las energías de cada letra para comprender la combinación energética de cada palabra y su relación con la raíz que le dio origen. Utilizó las palabras como herramientas para descubrir el sentido oculto de cada una de ellas, buscó en la energía particular de cada letra el sentido oculto que daba origen a la combinación que denominamos como “palabra”. Realizó la más profunda decodificación del lenguaje hebreo y lo llevó hasta sus últimas consecuencias. Permutó las letras para obtener las combinaciones necesarias, y así establecer nexos relacionados con el sentido raigal de cada palabra.
Realizó una rotación constante de las palabras, encontró las energías ocultas detrás de cada letra hebrea como una fuerza independiente, y a su vez como una fuerza que a través de las diferentes combinaciones tenía la capacidad de
describir y operar sobre toda la realidad, porque en verdad la realidad había nacido a la existencia a través de estas energías. Porque fueron las palabras del Ein Sof las que dieron origen a la creación. Así, a través de la
decodificación de cada palabra, todo retornaba al sentido original de toda la existencia.
Luria le respondería a Abulafia que somos como guerreros a quienes les faltaría toda la tinta del universo y que, por lo tanto, toda la escritura constituye una limitación que inexorablemente fracasa.
Como consecuencia de esta vía de pensamiento, Luria escribió muy poco. No existen litros de tinta suficiente para poder describir el Infinito. Es un intento imposible. Y Luria en este punto se encuentra en una posición intelectual
correcta. Mientras más elevados son los niveles de revelación, mayor concentración lingüís tica debemos realizar debido a que el contenido es más extenso. Se alcanzarían niveles cuyo contenido es tan profundo que el lenguaje se
vuelve insuficiente. Y a pesar de ello, el ser humano, para Abulafia, debía acercarse al Ein Soph de acuerdo a todo su potencial. El gran esfuerzo de Abulafia lleva y conduce al ser humano a una actividad constante, en la que cada persona encuentra su sentido de existencia. El desentrañar los secretos fue para Abulafia, la búsqueda de lo imposible de acercarse al Ein Soph dentro de su máxima capacidad, y asi, lo que descubrió fue la capacidad humana de avanzar a pesar de nuestras limitaciones transitorias. En ese sentido, el judaísmo se ha caracterizado por ser profundamente Abulafiano.
Abraham Abulafia (1240-1292) escribió todo lo que pudo. Abulafia creía en el potencial del ser humano a pesar de todas sus limitaciones, era un optimista extremo. Para Abulafia, si se utilizaba el lenguaje hebreo como vehículo
matemático, se alcanzaría rápidamente la esencia oculta del mundo de la Bet y, por consiguiente, comprenderíamos por equivalencia el mundo oculto de la unidad (la Alef). Abulafia buscaba al Ein Soph con el optimismo de un judaísmo que siempre desplegó en la historia su fuerza mesiánica potencial.
Abulafia le entregó al judaísmo un optimismo limitado que lo ha caracterizado a través de su historia, y con ello entregó también las llaves para la autosuperación de todo ser humano. Como todo pensador del judaísmo, creía profundamente en el libre albedrío del ser humano a pesar de todas nuestras limitaciones predeterminadas.
El camino del judaísmo abulafiano creó, pues, la vía de la máxima auto superación personal y, como consecuencia de esto, se creó la conciencia de un mesianismo subjetivo. Las técnicas meditativas abulafianas son solitarias, porque es en la soledad donde el ser humano es realmente libre; cualquier comunicación social implica un condicionamiento, y aunque el judaísmo ha sobrevivido por su espíritu comunitario, los grandes pensadores del judaísmo han creado sus obras de mayor relevancia a través de sus interpretaciones subjetivas. Para Abulafia, la profecía puede ser descifrada, si conocemos la mecánica oculta de la lengua hebrea. Si cada letra hebrea es una energía, entonces la combinación de letras provoca la aparición de energías diferentes productos de cada combinación y otra sumatoria de energías. Por lo que, cuando logramos expresar una mayor combinación de letras, multiplicamos los sentidos de descripción. De este modo, como podemos combinar letras al infinito, podemos utilizar las letras hebreas como herramientas de todo avance metafísico, y no como simples elementos para la comunicación. Las letras hebreas, pues, no son importantes porque constituyen nuestro vehículo de comunicación,
sino porque revelan en esencia la sustancia existencial de la creación, porque nos describen las energías subyacentes y ocultas dentro de nuestra realidad por consiguiente el soporte de todo nuestro universo y los universos. En definitiva, las letras hebreas son instrumentos matemáticos precisos que nos otorgan una
comprensión profunda del universo creado dentro del vacío.
Luria se rindió ante la inmensidad del infinito porque aceptó la imposibilidad de reducir a D”s a la escritura. Abulafia advirtió que el idioma hebreo consistía en un código matemático con el cual se podía acceder a las más altas
manifestaciones de D”s, y que, por tanto, había que utilizarlo al máximo.
Abulafia comprendía que, a pesar de conocer nuestras limitaciones, es una responsabilidad personal realizar todos los esfuerzos posibles para lograr el desarrollo de nuestra máxima capacidad. Sin embargo, si estudiamos en
profundidad la situación, ambos caminos conducen al mismo punto.
Mientras que para los rabinos institucionales la mayor preocupación siempre fue la cohesión interna de las diversas congregaciones judías, para los intelectuales (sobre todo para los mekubalim) la importancia fundamental se
encuentra en la relación de cada ser humano individual con el Ein Soph. Mientras que los Kabbalistas le proponían a cada individuo una responsabilidad individual en su acercamiento al Ein Soph, para los rabinos institucionales estos
místicos podían provocar una falta de cohesión comunitaria.
En este sentido Abraham Abulafia se encuentra en línea prácticamente con todos los autores del pensamiento judío que valoran el esfuerzo humano como método para llegar a D”s, y no por la “gracia automática”, sin esfuerzo alguno. .
Abraham Abulafia sentía que, al estudiar las fragmentaciones de D”s en sus manifestaciones, podía alcanzar cierta luz, porque ascendía en cada etapa en el proceso de unificación de las diversas fragmentaciones. Cada esfuerzo, por
mínimo que este fuera, representaba un “agregado” en el camino para obtener el sentido de la propia existencia de cada ser humano. Así que, para Abulafia, no todo estaba perdido; al contrario, la vida de cada ser humano representaba un continuo ascenso para establecer la mayor conexión con el Ein Soph, hasta donde cada uno pudiera alcanzar según su predeterminación estructural y su ejercicio del libre albedrío.
La vida, para Abulafia, valía la pena vivirla simplemente por el desarrollo del esfuerzo, y dentro del desarrollo de este mismo esfuerzo, el ser humano encontraría el sentido subjetivo de su propia existencia. Sin embargo, para
Luria, aceptar la imposibilidad de ver la luz en su esencia era la máxima comprensión del Ein Soph.
Abulafia optó por el gran esfuerzo continuo, a pesar de que alguien pudiera encontrar en ello un ego inflado; en cambio, Luria cogió el camino de la humildad declarada, como la única muestra real de nuestro reconocimiento de la
infinitud del Ein Soph.
Ahora bien, tanto Abulafia en el siglo XIII como Luria en el siglo XVI y, en general, los Kabbalistas de todos los tiempos, siempre comprendieron que exclusivamente un grupo selecto de personas tiene la capacidad espiritual de comprender la Kabbalah, porque no todos deben ser forzados a subir de nivel. No todos están preparados para ascender de nivel, ya que el problema es lo que cada uno puede encontrar en ese nivel superior.
Lic. JOSEF DAINER.