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Esta respuesta se la atribuimos al creador de este único sistema el Rabbi Abraham Shemuel ben Abulafia. Bendijo el mundo en el siglo XIII, trayendo del mundo de la luz y para este mundo la Kabbalah “Extática y Profética”. Este sistema codificado y diseñado por el, es único y no se parece a ningún otro sistema.
La kabbalah Nevuit ( tyvn ) extática o profética, es un sistema que mediante la practica “Contemplativa” nos conduce a la experiencia del “Éxtasis Místico”.Esta experiencia de éxtasis místico se logra con la recitación de los Nombres Divinos (Kabbalah Hashemot).
El éxtasis del Kabbalista es una apertura de la consciencia durante la cual se encuentra con el profeta iluminado que duerme en el. La Kabbalah Extática mediante una combinación de letras hebreas conocidas como (Tzeruf Otiot) permutaciones, abre la posibilidad de comunicarse con el universo interior y todos los aspectos de la creación que lo conforman. Estas permutaciones, combinaciones, (Tzeruf) de letras sustentan técnicas que implican vocalizaciones, ritmos respiratorios y movimientos del cuerpo que favorecen la unión entre cuerpo, aliento y espíritu. Estos métodos establecen el contacto con lo que se conoce como el “Intelecto Activo”, por la vivencia del éxtasis que conduce a la unión con la Divinidad.
El sistema de Abulafia
El sistema de Abulafia pertenece a la Kabbalah Contemplativa, y bien puede decirse que el método de Abulafia constituye una forma de Yoga Kabbalistico. En su doctrina encontramos una psicología precoz, primitiva y singular con ciertos conceptos que guardan cierta similitud con algunos de la teoría psicoanalítica.
Para Abulafia el trabajo interior y la transformación del ser humano constituyen el fundamento de su doctrina. En cuanto a su sistema Abulafia considera que las teorías y los conocimientos que no tengan como sentido, y propósito la transformación interior del ser, son insubstanciales, un fardo y por ende además constituyen un obstáculo en la vía de la transformación interior, de la revelación y del éxtasis místico, pues dispersan, confunden y extravían la mente de su intención y propósito original, que según Abulafia consiste en restaurar la relación perdida con la verdad fundamental. El método de Abulafia incluye desde concepciones de orden Psicológico hasta un número de técnicas organizadas de manera coherente cuyo objetivo primordial es servir de ayuda para el alcance de ciertos estados de éxtasis místico
Abulafia utilizo el término de “magia de interioridad” para designar su doctrina de Kabbalah Contemplativa y Meditativa destinada a la consecución de profundas transformaciones interiores.
El objetivo esencial de la doctrina de Abulafia radica en un conjunto de teorías y de técnicas destinadas a liberar el alma de los límites naturales que la confinan para alcanzar la unión total del Intelecto humano con el Ser Supremo, ya sea éste concebido como la Verdad fundamental, D”s o como Intelecto Activo, a ese estado de la experiencia mística es a lo que Abulafia denomino Profecía. La profecía en términos de Abulafia nada tiene que ver con lo que habitualmente se entiende por el don para profetizar o vaticinar, si bien para él la profecía sigue conservando las características clásicas de la definición de profecía como lo es la de llegar a conocer por inspiración divina las cosas distantes o futuras, estas cosas se circunscriben al interior de cada ser, es decir, para Abulafia la profecía es la capacidad de conocer mediante un particular estado de éxtasis místico todo aquello que en potencia somos, todo lo que podemos y debemos llegar a ser. De hecho jamás Abulafia ni sus discípulos realizaron profecía o vaticinio alguno.
“liberar al alma, desatar los nudos que la sujetan”.

El método de Abulafia ha sido considerado como una suerte de Yoga cabalístico.
Las similitudes abarcan incluso algunos aspectos de la doctrina de la visión extática precedida y provocada por dichas prácticas.
Pero, ¿cuál es la recompensa por alcanzar este estadio supremo de visión? Abulafia afirma repetidamente “Que el visionario percibe la imagen de su guía espiritual, que aparece generalmente como un hombre joven o como un viejo a quien no sólo ve sino también se oye”.
Abulafia dice: El cuerpo necesita de un médico del cuerpo y el alma de un médico del alma, a saber. Pero el Intelecto (“intellectus agens” la potencia más elevada del alma) tiene necesidad de un motor externo (un sabio) que haya recibido las enseñanzas de la Kabbalah acerca de los misterios interiores y de un motor interno (me’orer penimi) que le abra las puertas que encuentra cerradas.
Abulafia le llama «intellectus agens» (el intelecto activo de los filósofos) a una fuerza cósmica primigenia y creadora que esta en todas las cosas y de la cual esta echa el alma (esencia).
En su primitiva teoría psicológica Abulafia explica que en estados naturales los seres humanos están provistos de diques a fin de evitar que el mundo conocido se vea invadido por los contenidos incongruentes del mundo incognoscible, garantizando así el funcionamiento normal y cotidiano de las gentes.
“La función de estos diques o formas que actúan separando y conteniendo estos estratos o mundos es evitar que las aguas del mundo ignoto inunden y disuelvan el mundo de lo conocido”
Tal como él mismo Abulafia lo expresó, el propósito de su sistema, fue: “liberar al alma, desatar los nudos que la sujetan”. “Las fuerzas internas y las almas ocultas del hombre están distribuidas en los cuerpos donde aparecen diferenciadas; pero está en su propia naturaleza que cuando los nudos se deshacen aquéllas regresan a su origen, que no tiene dualidad e incluye la multiplicidad. “Desatar” es, por así decido, el retorno desde la multiplicidad y la separación a la unidad original. El “desatar de los nudos” es un símbolo supremo de la liberación mística del alma de las cadenas de la sensibilidad”.
¿Que significa este símbolo en la terminología de Abulafia? Significa que hay ciertas barreras que separan la existencia individual del alma, de la corriente de vida cósmica, personificada según Abulafia, en el “Intellectus Agens”.
El “Intellectus Agens” que Abulafia plantea es el flujo divino primordial, los Kabbalistas lo llamaron con el termino de Rashit ha Gilgalim que en hebreo significa los primeros remolinos lo que vendría a ser algo como las primeras energías espirales, como una especie de fuerza Cósmica, etérea y sutil. Fuerza primigenia que conforma todo el universo y de la cual están hechas todas las Almas.
Tal como se expresa anteriormente según Abulafia existen formas, o como el las denomina diques que contienen y mantienen confinada al alma dentro de los limites naturales y normales de la existencia humana, protegiéndola así de la oleada de corrientes divinas que fluyen debajo o alrededor de ella. Pero este mismo dique que confina y protege al alma permitiendo la capacidad de una existencia cotidiana y normal a los seres humanos, también la limita y la confina al mundo sensorial externo impidiendo así que el alma conozca lo Divino.
Abulafia lo explica de la manera siguiente:
«Los “sellos” grabados en el alma la protegen de la inundación y garantizando así su funcionamiento normal. La vida cotidiana, común y corriente de los seres humanos, su percepción del mundo sensible, llena la mente e impregna de multitud de formas e imágenes sensibles llamadas en el lenguaje de los filósofos [medievales] “formas naturales”. La mente, al percibir todo tipo de objetos naturales y dejar entrar sus imágenes en la conciencia, crea para si, gracias a esta función natural, un modo de existencia que lleva la marca de lo finito. Dicho de otra manera: la vida normal del alma se mantiene dentro de los limites determinados por nuestras experiencias sensoriales y nuestras emociones, y mientras se encuentra llena de estas le resulta en extremo difícil percibir la existencia de formas puras, espirituales o Divinas. Por tanto, el conflicto es encontrar la manera de ayudar el Alma a percibir algo más que las formas naturales, sin que esta se ciegue ni se vea inundada por la luz divina». Abulafia señala que la solución se halla en el viejo adagio que reza; “quien solo esta lleno de si mismo no tiene espacio para D”s”. Todo lo que ocupa el yo natural del hombre debe desaparecer o transformarse a fin que ese yo natural se vuelva transparente, cristalino, para la realidad espiritual interna, cuyos contornos se podrán percibir a través de la apariencia habitual de las cosas naturales.
Recapitulando, como dije Abulafia expresa, el medio y necesidad para alcanzar su propósito consiste en un método que logre «liberar el alma, desatar los nudos que la sujetan». Abulafia literalmente plantea que: “las fuerzas internas y las almas ocultas del hombre están distribuidas en los cuerpos donde aparecen diferenciadas; pero está en su propia naturaleza que cuando los nudos que las sujetan se deshacen, aquéllas regresan a su origen, que no tiene dualidad e incluye la multiplicidad”. A falta de otras palabras diré que “Desatar”, constituye el retorno desde la multiplicidad y la separación, a la unidad original. Desatar de los nudos es el símbolo supremo de la liberación mística del Alma, liberación de las cadenas que la sensibilidad ilusoria les impone.
El dilema de Abulafia es ¿Cómo lograr liberar el alma? para que esta pueda percibir las cosas puras del Espíritu Divino ¿Cómo encontrar la manera de ayudar el alma a percibir algo más que las formas naturales?, y a un mismo tiempo evitar que esta se ciegue o se vea inundada y diluida por la luz divina. Abulafia le otorga coherencia a su doctrina cuando comprende que no es preciso ni se puede adentrar un mundo dentro de otro mundo, explica que todos los mundos interiores forman parte del ser, que el viaje interior en realidad se realiza mediante una mente entrenada y cohesionada paulatinamente que sea capaz de mirar hasta en las mayores profundidades donde habita la verdad fundamental o D”s. Puede captarse como Abulafia va diseñando un método que facilite la contemplación desde un estado de éxtasis místico (estados alterados de la conciencia) logrado mediante técnicas específicas de contemplación y meditación.

A partir de estos elementos y reflexiones Abulafia desarrolla una peculiar disciplina que describe en su obra titulada como (Chokmah ha-tzeruph) “el arte (o sabiduría) combinatorio de las letras”. Abulafia establece profundas relaciones entre su método y la música, además plantea que no es el hebreo el símbolo único, cualquier idioma o lengua tienen la misma facultad en tanto todas las formas proviene de un lenguaje único original por distorsión, pero que todas conservan en su hondura el valor primigenio esencial. Su método busca crear una brecha una fisura provisional mediante la cual se pueda franquear las barreras que confinan el Alma y así tener acceso a las imágenes y contenidos Divinos, para luego retornar con sus atributos esenciales. La primera etapa según Abulafia rigurosamente debe contemplar un entrenamiento y un proceso de conocimiento y transformación interior que de una manera nueva y coherente integre y unifique los elementos dispersos del Alma en lo que Abulafia denomina el centro del ser. El método en si de Abulafia consiste en un conjunto de ejercicios tales como la permutación de las letras que conforman ciertos nombres de D”s como YHVH, formado por cuatro letras según ciertas reglas que dictan como según cada vocal deben ir escribiéndose de manera casi automática y vocalizándose, mientras se modifican las inspiraciones y expiraciones a la par de cambiantes movimientos de la cabeza. Al parecer este método pretende generar estados alterados de conciencia que en virtud del contexto místico derivan en estados de lo que Abulafia denomino como éxtasis profético donde se gestan imágenes y sonidos revelados por la divinidad.
Abulafia, dirige su mirada alrededor en busca de formas más elevadas de percepción
que, en lugar de bloquear el camino a las regiones más profundas del alma, faciliten el acceso a ellas y las pongan de relieve. Quiere que el Alma se concentre en formas espirituales en extremo abstractas, que no estorben en el proceso purificador del espíritu al interponer su propio peso específico.
¿Cómo podría entonces el Alma aprender a ver a D”s con la ayuda de objetos cuya naturaleza es tal que capta la atención del espectador y la desvía de su objetivo? El místico primitivo no conoce imagen alguna de contemplación en la cual el alma se pueda sumergir hasta alcanzar un estado de éxtasis, como ocurre, por ejemplo, con la “Pasión” en el misticismo cristiano.
Abulafia se ve obligado a buscar un objeto absoluto, para meditar en el, es decir, algo capaz de estimular la vida más profunda del Alma y liberarla de las percepciones corrientes. Busca algo que sin tener ninguna importancia pueda adquirir la máxima importancia. Encuentra ese instrumento en el alfabeto hebreo, de las letras que conforman en lenguaje escrito.
